The Hard Lesson of Standing Up for Yourself: My Journey from Suffering to Self-Belief

La dura lección de defenderse: mi camino del sufrimiento a la confianza en uno mismo

He llegado a comprender algo profundo: no es noble soportar el maltrato de alguien simplemente porque uno empatiza con su dolor. Te deja vulnerable a ser agotado, explotado y despojado de tu paz. Una vez creí que al soportar este trato, de alguna manera podría obtener un mejor trato a cambio. Esta idea errónea afectó mi bienestar y finalmente me llevó a mi lecho de muerte.

Durante mucho tiempo, luché con la idea de que mi sufrimiento era un sacrificio necesario para un mejor resultado. Pensaba que si simplemente soportaba la negatividad de otra persona, las cosas mejorarían. Sin embargo, no fue hasta el 6 de mayo de 2024 que afronté las consecuencias de esta mentalidad.

Ese día, experimenté un dolor insoportable, nunca antes sentido, incluso más intenso que el de un parto. Me aferré a la creencia de que simplemente podría soportarlo, con la esperanza de que se desvaneciera como una pesadilla. Pero, en cambio, la agonía se intensificó, y no me quedó otra opción que llamar a una ambulancia.

Cuando llegaron los paramédicos, estaba aterrorizada y desorientada. Sentía náuseas, calor y la habitación me daba vueltas. Pensar en mis hijos y las responsabilidades que tenía me pesaba muchísimo, aumentando mi miedo. Mientras los paramédicos me conectaban a un tensiómetro, vi cifras que me desbordaron el pánico: 300/256. La urgencia de la situación me impactó profundamente cuando llamaron al hospital para solicitar medicamentos para controlar mi condición.

En ese momento, sentí como si mi vida pasara ante mis ojos. Reflexioné sobre todo lo que me había llevado hasta allí y lo que me esperaba. Para cuando llegué al hospital, la medicación empezó a hacer efecto, pero me estaba preparando para lo peor. Estaba familiarizado con el dolor y los profesionales médicos ya me habían dado de baja, así que temía que volvieran a pasar por alto mi situación. Sin embargo, cuando los médicos me informaron sobre la gravedad de mi condición, me desanimé.

Si no hubiera elegido buscar ayuda, no estaría aquí hoy. Esa comprensión se convirtió en el catalizador de mi transformación. Aprendí que ningún dolor justifica dañar a otro, y que no podía guiar a alguien hacia la sanación a menos que lo decidiera por sí mismo. Las personas heridas no tienen por qué lastimar a otros.

Ahora, al reflexionar sobre mi recuperación y el misterio que rodea mi problema de salud, comprendo que soportar malos tratos puede ser perjudicial para el bienestar. Me sometí a innumerables pruebas, extracciones de sangre y evaluaciones, y todo culminó en la mejor noticia: el 24 de enero de 2025, mi médico me dijo que ya no necesitaba su atención.

Ese momento fue un testimonio de la fuerza que encontré al defenderme. Como dije antes, no era la primera vez que me enfrentaba a este problema en particular, y no fue hasta el episodio de mayo que me di cuenta de que podría haberme ido hace mucho tiempo. Comprendí que no es noble sufrir el maltrato de otros; más bien, es noble creer en uno mismo y perseverar en la búsqueda de los propios sueños.

Así que espero que aprendas a mantenerte firme y a no dejar que la falta de respeto se filtre en tu alma. Si aún puedes ofrecer amabilidad después de soportar el dolor, entonces otros también pueden elegir la amabilidad, si están dispuestos. Recuerda, tu paz y bienestar importan. No dudes en priorizarte y buscar el amor y el respeto que realmente mereces.

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