
¿Por qué las peores personas parecen tener éxito?
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En pocas palabras: aprenden a jugar el juego.
Sí, es una observación desconcertante: una y otra vez, vemos a individuos con moral cuestionable o rasgos manifiestamente malévolos alcanzar el éxito. Este fenómeno no es solo una coincidencia; está profundamente arraigado en la naturaleza humana, moldeado por nuestra psicología evolutiva y sistemas sociales estructurados. En un mundo donde los recursos son limitados, la competencia se vuelve inevitable, y las reglas del juego a menudo pueden favorecer a quienes encarnan la crueldad sobre la justicia.
La naturaleza del poder: moral del amo vs. moral del esclavo
Friedrich Nietzsche, filósofo fundamental, profundiza en la naturaleza del poder desde la perspectiva de la moral. Distingue dos tipos de marcos morales: el del amo y el del esclavo .
La moral de los maestros se caracteriza por los valores que surgen de los fuertes y poderosos. Celebra rasgos como la ambición, la fuerza y la asertividad, considerándolos virtudes. Quienes se adhieren a la moral de los maestros crean sus propios valores y no se limitan a las normas sociales que socavan sus ambiciones.
La moral del esclavo , por otro lado, surge desde la perspectiva de los débiles y oprimidos. Valora cualidades como la humildad, la obediencia y el sacrificio. Este marco moral es una reacción al dominio de los poderosos, enfatizando la importancia de la comunidad y la compasión. Sin embargo, a menudo conduce a una adaptación psicológica que se centra más en afrontar la impotencia que en prosperar en la competencia.
En este panorama, es evidente que quienes priorizan la crueldad, en consonancia con la moral dominante, tienen más probabilidades de éxito. Su ambición no se ve limitada por las limitaciones de la justicia ni por consideraciones éticas. En cambio, se desenvuelven en el mundo con un enfoque inquebrantable en sus objetivos y en alcanzarlos por todos los medios.
La incómoda verdad sobre el poder
La incómoda verdad es que el poder, en su forma más pura, no se preocupa por la moral. Es una herramienta que puede emplearse con diversos fines, a menudo indiferente a las implicaciones morales de su uso. Esta realidad puede resultar desalentadora, especialmente para quienes se aferran a hacer solo lo correcto (moral de esclavos), que enfatiza la bondad y la cooperación.
Sin embargo, para comprender verdaderamente la dinámica del poder, es necesario aprender a trascender el juego despiadado del juego sin fin. Y, en cambio, ver el poder como un campo de batalla entre el bien y el mal, considérenlo una herramienta que se puede ejercer con eficacia.
Aprendiendo a competir
Para prosperar en este entorno, hay que aprender a competir. Esto no implica aceptar la crueldad ni la crueldad; más bien, implica comprender las reglas del juego y aprovecharlas al máximo. Aquí hay tres posibles caminos en este camino:
1. Sé implacable : Adopta los rasgos asociados con la moralidad del maestro. Esta ruta puede conducir al éxito, pero conlleva compromisos éticos que pueden atormentar la conciencia.
2. Hacerse la víctima : Esta vía implica aceptar un rol subordinado y confiar en la compasión de los demás. Puede brindar un alivio temporal, pero a menudo resulta en estancamiento y resentimiento. O bien,
3. Aprende las reglas del juego : Este es el enfoque más estratégico. Comprende la dinámica del poder y la competencia, y utiliza tus conocimientos para desenvolverte eficazmente en el panorama. No tienes que ser cruel para tener éxito; puedes emplear la inteligencia, la conciencia emocional y el pensamiento estratégico.
Opción de aprender el Juego: No dejes que el miedo te domine
El miedo puede ser una fuerza paralizante que impide que las personas asuman los riesgos necesarios para alcanzar sus metas. En lugar de sucumbir al miedo, abrázalo como parte del camino. Reconoce que la competencia es un aspecto natural de la existencia humana, y aprender a manejarla puede empoderarte.
El éxito de quienes encarnan la crueldad a menudo puede parecer una afrenta a nuestra sensibilidad ética. Sin embargo, comprender la naturaleza del poder y la competencia nos permite replantear nuestro enfoque. Al aprender las reglas del juego y usar el poder como herramienta, podemos alcanzar el éxito sin sacrificar nuestros valores. El camino puede ser desafiante, pero puede conducirnos a logros significativos sin comprometer nuestra integridad.